HISTORIA DE LA FUNDACIÓN ROMEA
La Fundación Romea para las Artes Escénicas es una entidad privada sin ánimo de lucro creada el 14 de mayo del 2001 con la voluntad de promover el sector de las artes escénicas mediante actividades que fomenten, principalmente, el debate y la reflexión alrededor del hecho cultual y teatral, el soporte a la nueva dramaturgia, la formación y la investigación de las artes escénicas.
Esta entidad, con su Teatro Romea, fue impulsada en sus inicios por la empresa Focus, productora de teatro y espectáculos. Otras empresas se sumaron a esta iniciativa: “Caixa de Catalunya”, El Periódico de Cataluña, Romea S.A. (propietarios del edificio del teatro) y otras empresas privadas.
Todas juntas han formado un colectivo representativo de la sociedad civil catalana que ha demostrado su vocación de servicio a la cultura desde el mundo de la empresa, y ahora también desde una plataforma asociativa con voluntad de servicio al público.
FILOSOFIA DE LA FUNDACIÓN ROMEA
La sociedad catalana posiblemente ha sido siempre una de las más activas de nuestro contexto cultural. Ha sabido dotarse de mecanismos de intervención desde el tejido social, articulando proyectos que han vertebrado históricamente diferentes campos de nuestra actividad, en particular el económico y el cultural.
Dado que históricamente, exceptuando determinados momentos, los poderes públicos no han llevado a cabo las intervenciones necesarias en el campo cultural, han sido los movimientos surgidos de la misma sociedad civil los que han hecho realidad distintas iniciativas como el Gran Teatro del Liceu, el Palau de la Música, el Teatro Romea, los ateneos obreros, los orfeones y las sociedades corales, entre otras.
Desde la Fundación Romea consideramos que hace falta retomar el impulso para dar soporte a la cultura y a las nuevas formas de creación desde la sociedad civil. El sector privado tiene que destinar una parte de sus beneficios a hacer aportaciones al entramado social y cultural del territorio al cual opera; unas aportaciones que creemos que tienen que ser gestionadas por entidades surgidas de la misma sociedad, en forma de asociaciones no lucrativas o fundaciones, sin prejuicio de establecer los vínculos necesarios de cooperación con la administración pública. Por lo tanto, la Fundación cree en una línea de rigor y austeridad en la gestión teatral que consiga un mejor aprovechamiento de los recursos, al mismo tiempo que respete la cualidad, la libertad conceptual y los criterios del creador y el espectador.